Existen cinco tipos principales de puentes: puentes viga, en
ménsula, en arco, colgantes, atirantados. El resto son derivados de estos.
Puente viga
Un puente viga es un puente cuyos vanos son soportados por vigas. Este tipo de puentes deriva directamente del puente tronco. Se construyen con madera, acero u hormigón (armado, pretensado o postensado).
Se emplean vigas en forma de I, en forma de caja hueca, etcétera. Como su antecesor, este puente es estructuralmente el más simple de todos los puentes.
Se emplean en vanos cortos e intermedios (con hormigón pretensado). Un uso muy típico es en las pasarelas peatonales sobre autovías.
Puente en mensula
Un puente en ménsula (en inglés cantilever bridge)
es un puente en el cual una o más vigas principales trabajan como ménsula o
voladizo. Normalmente, las grandes estructuras se construyen por la técnica de volados
sucesivos, mediante ménsulas consecutivas que se proyectan en el espacio a
partir de la ménsula previa. Los pequeños puentes peatonales pueden construirse
con vigas simples, pero los puentes de mayor importancia se construyen con
grandes estructuras reticuladas de acero o vigas tipo cajón de hormigón
postensado, o mediante estructuras colgadas.
Puente en arco
Un puente de arco es un puente con apoyos a los extremos de la luz, entre los cuales se hace una estructura con forma de arco con la que se transmiten las cargas. El tablero puede estar apoyado o colgado de esta estructura principal, dando origen a distintos tipos de puentes ya que da lo mismo.
Los puentes en arco trabajan transfiriendo el peso propio del puente y las sobrecargas de uso hacia los apoyos mediante la compresión del arco, donde se transforma en un empuje horizontal y una carga vertical. Normalmente la esbeltez del arco (relación entre la flecha máxima y la luz) es alta, haciendo que los esfuerzos horizontales sean mucho mayores que los verticales. Por este motivo son adecuados en sitios capaces de proporcionar una buena resistencia al empuje horizontal.
Cuando la distancia a salvar es grande pueden estar hechos con una serie de arcos, aunque ahora es frecuente utilizar otras estructuras más económicas. Los antiguos romanos ya construían estructuras con múltiples arcos para construir puentes y acueductos.
Este tipo de puentes fueron inventados por los antiguos griegos, quienes los construyeron en piedra. Más tarde los romanos usaron cemento en sus puentes de arco. Algunos de aquellos antiguos puentes siguen estando en pie. Los romanos usaron solamente puentes de arco de medio punto, pero se pueden construir puentes más largos y esbeltos mediante figuras elípticas o de catenaria invertida.
Puente colgante
Un puente colgante es un puente sostenido por un arco
invertido formado por numerosos cables de acero, del que se suspende el tablero
del puente mediante tirantes verticales. Desde la antigüedad este tipo de
puentes han sido utilizados por la humanidad para salvar obstáculos. Con el
paso de los siglos y la introducción y mejora de distintos materiales de
construcción, este tipo de puentes son capaces en la actualidad de soportar el
tráfico rodado e incluso líneas de ferrocarril ligeras.
En términos de ingeniería civil, se denomina puente
atirantado a aquel cuyo tablero está suspendido de uno o varios pilones
centrales mediante obenques. Se distingue de los puentes colgantes porque en
éstos los cables principales se disponen de pila a pila, sosteniendo el tablero
mediante cables secundarios verticales, y porque los puentes colgantes trabajan
principalmente a tracción, y los atirantados tienen partes que trabajan a
tracción y otras a compresión. También hay variantes de estos puentes en que
los tirantes van desde el tablero al pilar situado a un lado, y de ahí al
suelo, o bien están unidos a un único pilar como el Puente del Alamillo en Sevilla.